sábado, 5 de marzo de 2011

PIMIENTOS ASADOS

Ez a recept megtalálható magyarul itt.

Hoy vamos a ver cómo hacer unos pimientos asados al horno. No vamos a preparar ningún plato, solo veremos cómo asar los pimientos. De esta forma este artículo-receta nos servirá de referencia para recetas posteriores con pimientos asados.
El Pimiento es originario de México, Bolivia y Perú. Llegaron a España en 1493, después del primer viaje de Cristóbal Colón a América. Los indígenas americanos los llamaban chili, pero los españoles y los portugueses los llamaron pimientos o pimientos de Brasil.
A partir del siglo XVI se empezaron a cultivar en España, de ahí pasaron a Italia y desde Italia llegaron a Francia. Los portugueses se encargaron de hacerlos llegar al resto de Europa y del mundo. Pero las variedades más grandes y carnosas, dulces o poco picantes que consumimos actualmente, empezaron a cultivarse a partir del siglo XX.
Existen muchas clases de pimientos, los hay verdes, amarillos y rojos. Los verdes son los más suaves y los rojos tienen el sabor más marcado.
Los más utilizados son: pimiento morrón o california, pimiento picante (grupo al que pertenecen los piquillos, los del padrón, las guindillas y los de Guernica), choriceros, ñoras, y el pimiento dulce italiano.
Al comprarlos debemos tener en cuenta, que sean carnosos, duros, con la piel brillante y lisa, sin manchas.
El pimiento contiene vitamina C (muchísima, más que los cítricos) además: E, A, B1, B2, B3, B6.
Por su contenido de vitamina E, es uno de los grandes antioxidantes aliados contra el cáncer y también es importante, que su aporte energético es sólo 20kcal por 100 gramos.


Los pimientos son riquísimos y los utilizamos de muchas maneras: en ensalada, asados, en un arroz, acompañando platos de carnes…etc.
Hoy vamos a marcar unos pimientos california asados que pueden acompañar numerosos platos, se pueden utilizar para salsas, o podemos comerlos solos en ensalada. Incluso los recomiendan a aquellas personas que no pueden comer pimientos crudos.
Los pimientos se pueden asar en el horno, a la parrilla o a la plancha. Yo suelo hacerlos a la plancha. Se asan hasta que la piel esté ennegrecida (¡no carbonizar!) y se dejan enfriar en un plato, tapados con un trapo de cocina.



Cuando ya se pueden manejar, los pelamos y quitamos las semillas. (¡Ni se os ocurra lavarlos debajo del grifo!)


Los cortamos en tiras anchas y vamos poniéndolos en un cuenco. Les echamos sal y un diente de ajo prensado (por cada 3 o 4 pimientos), mezclamos y cubrimos con aceite de oliva. Tapados con film transparente aguantan hasta dos semanas en la nevera. Antes de consumirlos se dejan un rato a temperatura ambiente, ya que el aceite cuaja en la nevera.


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